LAS LEYES FUNDAMENTALES DE LA MONARQUÍA.

La firme creencia en unos principios, y en el sistema político que los soporta, exigía una continuidad frente a la retórica libertaria del constitucionalismo revolucionario. El carlismo iba a consolidar un cuerpo de doctrina. El autor es el primer doctrinario político español. Es el primero en realizar un exhaustivo análisis histórico de la cuestión (t. I), y en exponer sistemáticamente (t. II) la necesidad y los beneficios de la representación corporativa gremial para poner a salvo la Religión y la Patria. Su modelo constitucional no es un constructo ideológico, sino el reflejo fiel del orden público cristiano de los siglos. Es la más viva demostración de que el modelo societario vigente es amoral y antinatural.