

Cuando el editor español de la obra alerta en 1859 sobre la inoculación de las herejías protestantes en España, profesó aún como imposible el que pudiese llegar a existir legislación inicua que permitiese el culto y profesión públicos de las innumerables sectas acatólicas. A pesar de este error de pronóstico, aún hoy hemos de proponer como arma segura la obra del P. Perrone, que recibido en l...