Este magnífico opúsculo contiene un elogio significativo de los Obispos españoles que en tiempos de Monseñor de Ségur, y a diferencia de Monseñor Dupanloup, sujeto de severa censura por parte del papa Pío IX, fueron conscientes como pocos de que el liberalismo político es pecado, y peor, herejía. Son de sumo interés los dos apéndices, en tanto que apología de la doctrina sobre autoridad y libertad del Syllabus. Ségur dedica su obra a todas las almas buenas que aman la verdad y que la buscan sinceramente. Su propósito es preservarlas más eficazmente de los errores liberales, de esa epidemia que mata a tantas almas, aun las honradas. Es una exposición de doctrina en extremo sencilla y enteramente conforme a la sana teología y al espíritu de la Iglesia. Como la verdad ha de ser patrimonio de todos los tiempos, también hoy urge repetir la verdad sobre la libertad. Todos creen conocer la cuestión; por lo menos todos hablan de ella. ¿Es porque la han estudiado? Monseñor de Ségur logró, como pocos, remover las dificultades que ordinariamente se presentan para dar una solución capaz de satisfacer a un tiempo a la fe y a la razón.
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