FILOSOFÍA DE LA MORTIFICACIÓN
En la palabra mortificación está contenido todo el espíritu del Cristianismo, en su acepcion más profunda y elevada. Ut destruatur corpus peccati, nos manda la Biblia, en un sentido diverso -y aun opuesto- de la ascética oriental, porque su eje es la Cruz de Cristo, único remedio de la culpa y del desorden consecuencia del Pecado Original.
Sin embargo, al creer de las gentes, hoy ha llegado a parecer rara, exótica, impertinente, poco menos que absurda e irracional. Tiénenla por extravagante antigualla, digna tan sólo de ocupar los ocios místicos de algún monomaníaco fraile o ermitaño, a quien por error de cálculo se le antoja que estamos todavía en la Edad Media. Así creen porque o ignoran o desprecian el verdadero aspecto de la cuestión, y no hay otro que así la comprenda y la resuma toda: sufrir un poco para eternamente gozar. Ni la vida ni la muerte tienen otra significación, ni puede darse para el alma racional filosofía más alta y más noble; y aun más cómoda, porque si no se paga este tributo a Cristo crucificado, se lo cobrará en su lugar el diablo con violencia y para su perdición. Y para esas deudas es más exigente el diablo que Jesucristo, y con mayor dureza apremia a sus víctimas, y sin ninguna clase de consideraciones les dicta auto de ejecución. Es más, aun en esta vida, o se sufre con Jesucristo, caritativo Cireneo y alentadora compañía, o se sufre a solas, que es padecer sin esperanza, la más cruel y más horrible espina del padecimiento.