EJERCICIOS ESPIRITUALES DE SAN IGNACIO
El joven San Antonio Mª Claret había sido admitido en la Compañía de Jesús, pero Dios tenía otros planes, que años más tarde se manifestaron en la fundación de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, cuyos misioneros luego se conocieron por el nombre de claretianos. Fue siempre hijo de la espiritualidad ignaciana; había hecho los Ejercicios cada año desde que entró en el seminario; y luego, durante su vida sacerdotal y episcopal, se había convertido en maestro sin igual de ellos.
Cuando atendió el deseo de tantas almas de facilitarles el libro de los Ejercicios de San Ignacio explicados, ciertamente no podía prever la escasez de maestros espirituales propia de nuestro tiempo. Mucho, por tanto, hemos de agradecer su obsequio, porque hoy no menos que ayer su trabajo didáctico sirve de mil maravillas, aun para aquellas almas que, con ser bien dispuestas, ignoran sin culpa los Ejercicios, obra cumbre de la espiritualidad moderna, pudiendo así, escribe el Santo, con el libro en la mano meditarlos y rumiarlos detenidamente; y no solo para esto, sino también para poder hacer tan santos ejercicios por sí mismos, cada cual en su casa, para lo cual, así dice expresamente, sirve mucho el presente libro.