FERNANDO VII, REY CONSTITUCIONAL
Wenceslao Ramírez de Villaurrutia, nacido en la Habana, fue eficaz diplomático de la monarquía liberal alfonsina. Cabe pensar que sus ancestros novohispanos fueran conversos, y próceres de la revolución independentista.
Si aun con tales antecedentes se vió reeditada la obra presente en el año 1942, a escasos tres años de la victoria sobre la anti-España, habrá sido menos por la índole ideológica del autor, o aun por el sujeto real tratado, que por las luces que arroja esta Historia Diplomática -y diríamos que así hace al margen de cualquier propósito del autor, en virtud de los solos documentos incontrastables aportados- sobre la soterrada labor anticatólica en el seno de la monarquía y corte desde bien antes del ominoso Trienio Liberal, que acabó un siglo más tarde en apostasía pública y sangrienta.
Estamos ante una imagen instantánea exacta, ante todo en el exterior, de una encrucijada histórica que culminó en la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis : fugaz lenitivo más que remedio duradero.
Villaurrutia, precursor en España de la moderna biografía, es sinónimo de trabajo sereno y minucioso. Arrancó sus fuentes de centenares de documentos inéditos. Rodeó sus figuras de los defectos o virtudes que en sí tenían, no de los creados por las leyendas que sobre ellas tuvieron a bien acumular el amor o el odio de sus contemporáneos o sus más inmediatas generaciones. Libre a la par del excesivo elogio y de la desmesurada calumnia, descubrió a un rey que no fue tan incapaz como solían decir los portavoces del resentimiento.
Como complemento habrá que leer Fernando VII y la Masonería, igualmente en catálogo.