ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

Los sucesos de que fue teatro España en el paréntesis abierto entre el derrumbamiento de la Dictadura de Primo de Rivera y la im­plantación de la República, han dado tema a muchos ensayistas que se han limitado a registrar los hechos y a acotarlos de conformidad con sus respectivos idearios sociales o políticos, sin ahondar en las verdaderas raíces de los mismos.

Para poder historiar de veras ese turbio período el P. Tusquets reunió una serie de documentos que hablan por sí mismos. Para mayor comodidad y orientación del lector, sin embargo, optó por ilustrarlos con pertinentes glosas, ora explicando su géne­sis y su contenido, ora relacionándolos entre sí y sacando por vía de fundada conjetura o de legítima conclusión las consecuencias que fluyen con toda naturalidad cuando se poseen determinados antecedentes.

La aparición del libro provocó muchísimas reacciones entusiastas, corriendo la multitud de las indignadas por cuenta de la Masonería y sus satélites, al verse diseccionados en carne viva, siendo los responsables principales de la proclamación de la República, en tanto que punto culminante de un largo proceso revolucionario en el que sobresalían hechos como la matanza de frailes de 1835 o la Semana Trágica de 1909.

«En las sectas radica el origen inmediato de la Revolución». Diputados masones, políticos peleles dirigidos por la masonería, Cortes masónicas y una Constitución masónica conformaban, al fin y al cabo, los primeros pasos republicanos. «Todo lo que ha producido indignación en las multitudes católicas de España se hallaba contenido, explícitamente, en los acuerdos de la Gran Logia. La Constitución se ha limitado a rebozar la infame y plebeya desnudez sectaria, con fórmulas jurídicas elegidas entre las peores leyes extranjeras. Las Constituyentes han aprobado, acompasadamente, lo que engendraron, con meses y con años de anticipación, los Preconstituyentes masónicos. La Masonería ha contado en España, como en todas partes, con sus seculares aliados, el capitalismo judío y los profesiona­les del motín».